El 23 de marzo de 1923, Manuel de Falla ofrecía la primera audición de ‘El retablo de Maese Pedro‘ en Sevilla. Para ello había pedido permiso a la princesa de Polignac, a cuyo salón de París iba destinada la obra, y la egregia señora habíaselo concedido muy liberalmente. Eso sí, la obra habría de ejecutarse sin decoraciones ni vestuario, dándose a conocer solamente las partes musicales y de canto.
Según la crónica de J. Muñoz San Román en el diario La Libertad (Sevilla), Manuel de Falla encargó al maestro Torres disponer de veinte músicos y tres cantores. En los ensayos, Falla parecía el más humilde de los músicos y solo se le reconocía como el autor de la obra porque manejaba la batuta.
«Por su porte de sacristán, alguna vez nos imaginamos la escena del ensayo como el de unos motetes en la sacristía de un templo pueblerino. Los artistas ejecutantes lo miraban, sin embargo, con una devoción como si se tratase de un ídolo. Cuando llegó el instante del ensayo de la obra completa, todos se apresuraron a ocupar sus puestos. […] Después se ejecutó la nueva obra ante el público, y el éxito fue de los más resonantes. Y tan satisfecho quedó de la interpretación de su obra por parte de los sevillanos ejecutantes, que en muestra de reconocimiento les hizo firmar la partitura. ¡Cuánta gentileza y cuánta noble pasión en el corazón del genio!».
Manuscrito LXV A1 de El retablo de maese Pedro, con las firmas de los músicos que dieron la primera audición en Sevilla.